viernes, 2 de mayo de 2014

Orias 2

A continuación, el relato de un ex satanista chileno que se hizo conocido por un crimen que conmocionó al país:
Mi nombre es Rodrigo Orias. Ahora tengo 34 años y asesiné a un sacerdote en la catedral de Santiago el 24 de Julio del 2004.

Fui dirigido por el ser de cuernos grandes, o sea Satán, que se materializó en mi cuarto en un holograma; y recuerdo todo. No tenía droga en mi cuerpo, no consumo. Es muy raro, porque me gusta el deporte, aparte del culturismo.

Te comento que soy adoptado: no conozco mi madre biológica, ni mi padre biológico. Estoy seguro que llegué a esa familia sólo por el apellido ORIAS; porque dentro de la Demonología Satánica es importante...

Yo, en cierto modo, ya estaba preparado, a través de sueños, los cuales aún continúan, y siempre he tenido, porque ellos me tenían el camino preparado desde niño. Yo era maltratado violentamente por mi madre, la cual era ferviente católica. Desde ahí que le tomé un odio tremendo a Dios y la religión cristiana. Ahora la perdono y comprendo a mi madre, ya que ella era nada más que un instrumento de ellos, al igual que yo.

Los seres que estaban relacionados conmigo están netamente vinculados con la figura de Satán y sus demonios... Porque ellos siempre me dijeron que yo era un hijo de Satán, y desde niño sentí eso. Desde niño me manipularon las emociones y pensamientos hacia la figura de Satán, llegando éste a convertirse en un padre y dios para mí, hasta mi Madurez.

A los 15 años me inicié en el estudio del hombre, en la vida extraterrestre, en lo paranormal, en las vidas ocultas.

A los 16 años me dio una depresión. Creo que fue de a poco. Estaba en el Liceo, y no tenía ganas de comer. Me dieron ganas de matarme.

Cuando escuché la banda Deicide, empezó a levantarse el ánimo. Eso fue lo que me levantó. Compré poleras, posters, cassettes, empecé a escuchar metal.


No quería tener polola [novia], ni familia. Sólo quería saber más de todo. Mi sentimiento hacia Satán era mayor. Yo quería ser superior a Dios y a los demás. Yo no me consideraba un simple ser humano. Yo me sentía superior a mis amigos.


LAS PRIMERAS APARICIONES DE SATÁN

El 16 de Diciembre del 2003 comenzó el Camino. Cerca de las 2:00 de la madrugada me despertó una energía que me quemaba. Me hundía en la cama. Sentía como una corriente en el cuerpo.

Primero, vi una neblina. Parecía estar allí la Puerta del Infierno. Escuché voces de sufrimiento: llantos de mujeres y niños. Y luego risas demoníacas. Me asusté. Toda esa neblina se juntó, y cayó al suelo, y comenzó a temblar la tierra.

Se formó una cabeza de un toro que me miró durante 5 segundos, con ojos muy pequeños y cuernos muy grandes, mientras se materializaba. En todo momento me inmovilizó. Y a la vez, sentía que me quemaba todo el cuerpo.

Me dolía el cuerpo, pero sentía placer, porque al fin, Satán llegaba a mí. Quería gritar, pero no podía. Era el Infierno.

Durante esta aparición, el ser se comunicó telepáticamente, y me expresó que yo era una persona elegida por él, y que no era cualquier persona; que era distinta al resto, y que tenía una Misión en la Tierra. Esta aparición se efectuó en mi dormitorio.

El 23 de Diciembre en la noche, se volvió a aparecer Satán, pero sin sonidos. Me quema, y me muestra una figura en el cielo. Me quema mucho. Salgo corriendo de la pieza al baño para ver si me quemo. Me miré al espejo. No podía modular. No podía gritar. Sentía nieve, lluvia, y sangre.

Escucho una persona que lloraba y decía: «¿Quién soy? ¿Por qué me pasa esto a mí?». Había otra persona que gozaba con todo, y otra que escuchaba. Eran tres, tres en mí.


REVELACIÓN DE MI DESTINO EN LA TIERRA

Yo quería saber cuál era mi Destino en la Tierra. Esa noche, como entre las 4 y las 6 de la madrugada, se me develó.

Yo tenía un Libro de Magia que dice que todas las personas tienen su Destino escrito desde que nacen. Y al Libro de Magia le pregunté cuál era mi Destino en la Tierra.

Sentí mucho miedo. Esa energía me hizo sentir dolor, frío, lluvia, sangre. Era como un sueño en trance. No era una aparición. Era todo como una tormenta fuerte.

Me levanté, y agarré la manguera del patio por la que salía sangre. Pero vi que era agua de color rojo. La lamí, y no tenía sabor a sangre. Me quedé pensando, y aparecí en otra escena con un cuerpo muerto, y yo lo apuñalaba. Pensé que esto se cumpliría en unos años más.

Cuando el Libro de Magia me mostró cuál era mi Destino en la Tierra, me hice a la idea de que tenía que matar a alguien, y tenía que matarme. Fue una decisión sin retorno.

No sabía a quién tenía que matar. Un día llegué a la casa, y me encerré, y fui atormentado por voces de seres de menor jerarquía, incitándome a asesinar a mi familia.

Eran varias voces a la vez que hablaban. Hablaban en inglés. Decían: «Kill your mother!». Me decían que mate a mi madre, a mi padre, a mi familia. Me decían insolencias. Me decían: «¿Cuál crees que es tu Destino? Matar. ¡Mátalos!».

Me iba a mirar al espejo a cada rato, y me veía la cara, que tenía desfigurada. Me tiritaba todo el cuerpo.

No hice lo que me pedían; pero si hubiese aparecido la figura de Satán, estoy seguro de que lo hubiese hecho, porque hasta ese momento, el control de mi mente era absoluto, realizándose esta segunda y tercera experiencia igual en mi dormitorio.

Los Espíritus Infernales sólo se aparecían después de las 12 de la noche. No podía hablar de lo que sucedía, porque si yo revelaba algo a alguien, Satán me iba a matar y me iba a hacer sufrir en el Infierno. Por eso tenía que matar a alguien.

En mi casa de Coyhaique se abrían las puertas. Se prendía el equipo de música. Se cambiaban las cosas de posición. Era una angustia inmensa que tenía en el cuerpo. Lo único que quería era matar y matarme pronto, para terminar con la angustia que sentía.


EN EL CERRO CASTILLO

Un día viajé al Cerro Castillo, a encontrarme con Satán. Caminé como 4 horas por el Cerro Castillo. Cuando llegó la noche, armé un pentagrama, y un altar. Puse un Macho Cabrío, pero Satanás me votó todo. Lo volví a armar.

Le pedí que se apareciera, pero no lo hizo. Me acosté y empezó a llover. No tenía nada para taparme. Sentía frío, dolor, sangre, lo mismo que antes. Pero no era sangre. Era agua de color rojo.

Se estaba cumpliendo lo que me habían anunciado, la primera escena del Destino que me mostró el Libro de Magia: cuando me caía sangre, lluvia, viento, y dolor.

Cuando se cumplió esa primera escena, decidí que tenía que cumplir con el resto, y vendí las cosas para hacer las monedas para cumplir la Profecía. Mis papás no sabían nada, porque son mentes distintas. No entenderían.


RUMBO A SANTIAGO

Junté la plata y le dije a Satán: «Si el bus sale, voy para Santiago. Si no, mato a alguien en Coyhaique».

Me fui para Osorno. De ahí me fui a la casa de un amigo en Puerto Montt. Le conté que se me aparecía Satán. Le conté que tenía que matar a alguien. Después me quedé en su casa. No sabía si matarlo a él. Me contenía. Y después, como tenía más plata, seguí viajando.

Cuando llegué a Santiago, arrendé una pieza. Empecé a visitar las iglesias. Durante los tres primeros días, Satán me visitó todas las noches. Me mandaba energía. Me mostraba escenas como que me iba a dejar solo. Veía cosas.

Me mostró cómo se creó Él. Se supone que de la cultura sumeria. Empecé a tener visiones de muerte. De gente muerta. Cuando se me aparecían, me quemaban. Me hundían en la cama, como que me venían a sacar la piel.

Empecé a ver figuras en el cielo que no entendía, como extraterrestres, figuras de extraterrestres, una mezcla entre diablos y extraterrestres; unas figuras que alumbraban en el cielo raso de la pieza, pero no entendía.

No podía moverme. Era tal la presión, que yo sentía como si estuviera debajo de una camionada de cemento. Esa presión sentía.

Los chips que me habían metido en el cuerpo zumbaban cuando ellos me sintonizaban. Me había preparado durante días. Me dieron toda la información del cura. La catedral de Santiago donde lo encontraría, la ruta, el momento, cómo podría conseguir la daga...

La noche antes del asesinato, empecé a escuchar Demonios. Es que Satán me hizo una prueba, por si quería arrancar. Me encontró el punto débil. Yo obedezco a una creación de Dios, y por lo tanto, no soy 100% malo. Los otros Demonios me retaban. Hablaban en distintos idiomas.

Me acosté, apagué la luz y sentí mucho miedo, porque empezaron estas voces. Le pregunté a Satán por qué me trataba así. Los Demonios me preguntaban si iba o no iba a arrancar de la luz. Y yo les decía que no.

Empecé a tener visiones de muerte, de gente muerta. Me quedaba dormido, y empezaba a tener visiones de muerte. Veía gente muerta.


EL DÍA DEL DESTINO

Fui a la plaza de armas, y estuve ahí hasta como a las 5:00 de la tarde. Sabía que la misa empezaba a las 5:30. Antes de cometer el acto, entré como 5 veces a la catedral. Y habían sacerdotes, pero yo estaba esperando una misa.

Yo pensaba que el único que podía detener esto era Satán. Que se materializase en una persona. Que aparezca de cualquier parte, y se materialice en un cuerpo, y me diga: «No, es una prueba, no lo hagas». Eso pensaba yo que iba a hacer.

Entré como a las 18:45 a la catedral, por la puerta de enfrente, al lado derecho. Fui a ver la imagen de Satán pisoteado por el Ángel Miguel. Conversé con Satán. Le pregunté si se iba a aparecer o no, o si yo iba a tener que hacerlo.


Entré, y me senté. Miraba hacia los lados, esperando que Satán se materializara, para detener todo, y que me dijera que era sólo era una prueba. Me hubiera gustado que así fuera.

Cuando terminó la misa, una voz cavernosa dijo: «¡Saca la daga sagrada que te dijimos, y clávasela en el nombre de Ishtar!».

No era yo. Obedecía como un zombi. Recibía las órdenes perfectamente, como si una telefonista me hablara. Pero no era una amable telefonista: era un Monstruo con Cuernos quien me guiaba.

Fui de frente donde el Padre. Él se iba yendo, pero llegó una señora que le mostró una hoja y lo detuvo. Lo llamé: «¡Padre!». Me esperó. Tenía que cumplir con el Destino, y me tiré contra el cura, y le clavé la daga.

Y ahí se me tiró alguien por la espalda, y yo agarré la daga y me la enterré en el cuello, porque tenía que matarme igual. Tenía que irme al Infierno. Porque pensaba que iba a encarnar en la Tierra de nuevo, e iba a poder ver a mi familia. Iba a poder ver a mis amigos. Eso pensaba.

Fue todo rápido. No me di ni cuenta cuando yo estaba cortado de cuello, y él estaba arrodillado y sangrando.


En ese momento no sentía nada. Ahora que ha pasado el tiempo, y por toda la experiencia que he vivido... Sí, he recapacitado, y he tratado de ser yo mismo, no el de antes: un ser manipulado mentalmente; no sólo musicalmente (con música heavy metal), sino que a través de sectas, sacrificios de niños, y personas. Me negué a sus propósitos...
(Relatos de testigos, sostienen que el atacante, quien vestía de negro y decía ser «Satán», se autoinfirió heridas, razón por la cual fue trasladado hasta la posta central, tras ser retenido por algunos feligreses).

El Caso de Rodrigo Orias (Parte 1)


El Caso de Rodrigo Orias (Parte 2)


El Caso de Rodrigo Orias (Parte 3)


El Caso de Rodrigo Orias (Parte 4)


El Caso de Rodrigo Orias (Parte 5)


El Caso de Rodrigo Orias (Parte 6)



IMPLANTES

Orias prosigue su testimonio:
Un par de personas me sacaron dos tipos de implantes: uno era cilíndrico a la perfección, de 1 cm aprox. de largo y 3 mm de ancho aprox, color blanco con puntitos negros: ese lo tenía en el brazo derecho a la altura del bíceps, y el otro era como un tejido pequeño de alambres de color del acero. Ése lo tenía atrás de la nuca.

Llegué a dar con estas personas en busca de ayuda por lo mismo. La mujer que me sacó los implantes, los descubrió por medio del tacto o palpación en distintas zonas de mi cuerpo; y una vez que dio con ellos, cortó mi piel y los sacó. Pero al momento de sacarlos, ella me dijo que sólo podía mirarlos, pero no podía quedarme con ellos, porque era malo para cualquier persona; así que los tiró. El error mío fue no haberlos guardado como evidencia, pero en ese momento no me interesaba dar a conocer mi caso a la luz pública.

La señora que me sacó estos implantes es esotérica, tarotista, y una onda como chamán. Ella me dijo que aprendió de un chamán de Perú, que le enseñó sobre éste tema, y el chamán le dijo que nunca se quede con un implante; que siempre tenía que tirarlos, porque era muy malo.

Antes de que me sacaran esos implantes, mi vida era muy angustiante. Después de eso, mi vida cambió. Ahora he subido de peso, y estoy más tranquilo.


Desde ese tiempo hasta ahora, me he sacado tres radiografías. Me volví a sacar uno atrás de la nuca, para ver si quedó algún tipo de implante, ya que ahí tenía un tipo de malla. Otra radiografía en el abdomen, y otra en el brazo; pero en el otro, no donde me sacaron el primer implante. Éstas no revelaron nada. Pero faltan muchas más partes de mi cuerpo. Lo que voy a realizarme en unas semanas más, va a ser una regresión hipnótica.

Las funciones que cumplían estos implantes en mi cuerpo eran:
  • Aumentar las emociones varias veces más de lo normal.
  • Teletransportar la comida de mi estómago: podía comer mucho, y esta comida era sacada del estómago con movimientos continuos y fuertes.
  • Pérdida de energía corporal a través de las palmas de las manos y pies: cuando realizaban esto, en mis palmas de manos y pies empezaban a fluir un tipo de corriente y cosquilleo muy fuerte, que en momentos se sentía como un tipo de corriente de aire que salía de ellos.
  • Eran capaces de producir cualquier tipo de malestar como dolor abdominal, diarreas, dolor de cabeza, sangrado de nariz, dolores de órganos internos, y muchos más.
  • Producir un calor inmenso dentro del cuerpo, y mucha transpiración, con lo cual, de la noche a la mañana te puede dejar muy delgado.
  • Privación de sueño.
  • Disfunción eréctil.
  • Inducían musicalmente (música que estimulaba la violencia) voces. Todo tipo de ruidos en tu cerebro.

  • Este proceso de doblegamiento que empezaron a realizar conmigo fue como a los dos años después de lograr mi libertad condicional. Fue justo después que gané un torneo de culturismo que se realizó en mi ciudad. Todo esto empezó bruscamente.

    Cuando recién empecé a sentir esos malestares en el cuerpo, pensaba que tenía demonios dentro, pero cuando empecé a buscar ayuda para terminar con eso... di con la señora que me los sacó, y ella me dijo que no tenía demonios en mi interior; que tenía implantes extraterrestres y que había sido abducido, pero no recordaba. Ahí recién se me alumbró la ampolleta, y caché que tenía toda la razón.

    Todo esto a lo cual fui sometido era un sistema de doblegamiento, para que yo obedezca en todo lo que me decían. Si hacía eso, no se activaban estos implantes, y obtenía muchos beneficios, aparte del tema económico... ya que me prometían mucho dinero, y siempre me decían que tenía que gobernar... A lo cual, en un inicio accedí, pero después lo abandoné, porque me di cuenta que había una intención muy maldita y perversa detrás de todo esto, a lo cual no accedí. Y me acerqué a Dios. No sé si existe, pero hice un compromiso con Él y mi persona, de no hacer más daño a nadie.

    Hay algo muy importante que me di cuenta en todo esto: es que estos extraterrestres hostiles están en mi mente (ya que siempre me hablan), y en la de todos los humanos.

    Ellos se comunicaban conmigo a través de las personas y mi polola, la que en las noches entraba en trances y me empezaba a hablar y adelantar cosas que iban a suceder... Después, a las personas ya no las miraba como personas, sino como su canal o medio de comunicación que tenían conmigo, porque a través de ellos, me iban diciendo todo lo que tenía que hacer.

    Además de los sueños, que lo utilizan mucho para adelantarte lo que va a pasar. Eso si no quieren mentirte, porque a veces igual te mienten.

    No trato de convencerte. Sólo quiero que tengas en cuenta este suceso en la catedral de Santiago y de sus proyectos ocultos, los cuales igual fracasannnnnnnn, y nadie se entera.

    Creo que los que estuvieron detrás de todo esto fueron razas extraterrestres hostiles, más que los Illuminati. Son los que dirigen a los Illuminati. Estos güeones querían que yo fuera el Aleister Crowley de esta generación.

    Qué tipo de razas son, no sé... Siempre les pregunté, pero nunca se quisieron identificar. Hay que tener en cuenta que ellos son muyyyy mentirosossssss. Te engañan muchooooo... Para eso mezclan verdades con mentiras.

    Lo que te puedo decir es que los que estaban encima de mí, son la raza que tiene y quiere el poder completo de la Tierra: ellos me habían insinuado que yo estaba pasando por una etapa de iniciación, y una vez que termine con eso y les demuestre mi confianza, y de que nunca iba hablar sobre esto... Ellos me iban a llevar en una nave a sus bases secretas. Pero para ello, como dije, tenía que obedecerles en todo, y nunca hablar sobre esto a la gente.

    Estos seres me amenazan. Todavía lo hacen, todos los días, y aún me muestran algunas cosas diarias a través de los sueños. Pero en ese entonces, en los sueños, en repetidas veces me mostraban una mano con forma de garra, como parecida a la de las gallinas; pero era una mano con 5 dedos, y uñas un poco largas de color azul negro. Eso lo hacían cuando se enojaban, porque yo hacía cosas que ellos no me autorizaban.

    Ver también:
    El famoso caso de Rodrigo Orias da un giro: dice tener chips reptilianos

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